Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús. Hebreos 3:1

Como hijos de Dios tenemos un llamado celestial de donde todas nuestras funciones terrenales fluyen. Y este llamado celestial tiene que ver con ser hallados en Cristo, juntos con él en este ministerio de intercesión.

Estamos en frente del Padre en nombre de toda la humanidad, y estamos frente a la humanidad en el Nombre del Padre. Estamos frente al trono, recibimos el amor del Padre sobre nosotros, recibimos lo que Él es y lo que somos para Él, nos ponemos de acuerdo con su voluntad y le pedimos que haga las cosas que están en su corazón; y así es como el Gobierno y el Reino de Dios se manifiesta en nuestras familias, en nuestras ciudades y en las naciones. Ese es nuestro llamado celestial y se llama intercesión. Nos unimos a Jesús en ese ministerio glorioso.

GUÍA DE ORACIÓN / Diciembre 19

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